domingo, 30 de agosto de 2015

Corbata, un nudo en el cuello del hombre elegante, un símbolo de poder, falo dormido tapando botones de camisas que guardan sudores disimulados con costosos perfumes importados, la ultima fragancia de la temporada para disimular la fetidez de los ríos contaminados por los residuos de las empresas donde se galantean corbatas nuevas y tarjetas personales. Corbata capital. A los coyas no les interesa aprender a anudar en sus robustos cuellos tu estigma de status cuo. Corbata venite a Sorata para verte ridícula puesta en un burro cargando estiércol para abonar la tierra. La Pacha no te usa corbata, la Pacha te embarra, te ensucia; quiero verte absurda, sucia y mal usada en la trenza de una cholita peleando cacht en El Alto por ochenta bolivianos la entrada. Quiero verte pisada por un mono en las yungas, usada de guairo para cargar a un niño de cachetes inflados. La palabra corbata en Aymará no existe, en Quechua tampoco, ni en ninguna de las lenguas originarias. 

miércoles, 27 de mayo de 2015

Perdido

Estoy dormido en esta ciudad de alarmas
¿Tengo que resignarme a vivir sin  amor?
Tu sonrisa es el sol que va a derretir mis alas
¿Tendría que dejar de volar?
Busco un horizonte en este mar de cemento
Y no lo encuentro
Y no te encuentro
Y no me encuentro
Perdí las coordenadas de este laberinto
¿Tendría que dejar de avanzar?
Estoy en un punto donde ya no hay retorno
¿Hay algo esperándome allá?
Busco las rimas de estas heridas
Y no las encuentro
Y no te encuentro
Y no me encuentro

niñxs


Niños de las estrellas
invadiendo las calles
llenando de llantos las noches

Hijos del cosmos
buscando monedas
en las alcantarillas

Llenando de colores
hojas en blanco,
manchando las paredes con graffitis

Niños de las estrellas
brillando en la tierra,
rompiendo el silencio con risas

Niños nacidos
de la nueva conciencia
hamacándose en el tiempo

Niños espíritu
dinamitando la densidad del mundo
con sus sueños de bombas de leves caricias

Ángeles periféricos
corriendo descalzos por las calles de la miseria
purificando el aire que exhalan de su cuerpo

Ejercito telépata
apoderándose del mundo
con sus armaduras de nervios, pieles y huesos

Niños del sol
despejando las nubes
de la mentira

Bailando la danza del latido de la tierra,
brotando como frutos
del infinito


Profetas de la transmutación
Alquimistas del espíritu
Poetas del silencio

Niños del sol
Niños de la luna
Niños de las estrellas

Hijos del cielo infinito
Revolucionan en sus sueños
nuestros espíritus

Noche Vagina

La noche abre una grieta
que podría ser una puerta
o una herida.
Que podría ser un sexo
húmedo de sed.
Por ahí se filtran
nuestros gestos alterados
de tantas palabras ciegas.
Por ahí se expanden
los olores de la noche con todos sus deseos.

Mi casa está muy lejos,
aunque no tanto como  mis universos guardados de cosas no dichas.
Mis nueve vidas perdidas
en silencios.

Lo contrario a un puente
Lo contrario a un regalo

Collage de la memoria
rearmando melodías
en sueños enviciados
que entonan las estrellas.
Brillos de humos salvajes
transformados en tintas
para divagar un poema
que le roba distancias al tiempo,
sonrisas a la muerte,
suspiros a las almohadas,
canciones al silencio,
cicatrices a las heridas.

Los Artistas (II)



Los artistas sufren el peso de sus culos
queriendo sentarse en bondis repletos de rutina,
porque los artistas quieren elevarse,
ser seres leves,
etéreos.
Entonces sufren la densidad acumulada,
la gravedad exacerbada,
la imposibilidad de poder volar,
de poder elevarse;
para ver desde arriba el hormiguero
del cual forman parte.
Entonces buscan compulsivos, desesperados, obsesivos
su trascendencia sagrada
en medio de tanta insignificancia materialista
a tan alto precio.

Los artistas son Quijotes peleando contra molinos de viento,
visionaros de la ceguera,
mártires de la decadencia,
prostitutas del espíritu,
transformistas de la esencia,
médiums del infinito.

Logran  ponerle palabras a lo innombrable,
colores a lo imposible,
sonidos al silencio del vacío eterno.
Logran crear vibraciones,
explosiones,
big bangs gestando universos en versos de canciones borrachas,
drogadas,
desesperadas,
por intentar ser algo más que esqueletos parlantes,
reproductores de la especie,
señores contribuyentes,
prolijos ciudadanos
sin deudas y bien perfumados.

Los artistas ranchean en el éter
y hacen fiestas orgiásticas en sus sueños.  
Pero al despertar son conscientes que hasta el color del cielo
no es más que una ilusión
que los tiene hipnotizados
de belleza
y de verdad.