miércoles, 27 de mayo de 2015

Los Artistas (II)



Los artistas sufren el peso de sus culos
queriendo sentarse en bondis repletos de rutina,
porque los artistas quieren elevarse,
ser seres leves,
etéreos.
Entonces sufren la densidad acumulada,
la gravedad exacerbada,
la imposibilidad de poder volar,
de poder elevarse;
para ver desde arriba el hormiguero
del cual forman parte.
Entonces buscan compulsivos, desesperados, obsesivos
su trascendencia sagrada
en medio de tanta insignificancia materialista
a tan alto precio.

Los artistas son Quijotes peleando contra molinos de viento,
visionaros de la ceguera,
mártires de la decadencia,
prostitutas del espíritu,
transformistas de la esencia,
médiums del infinito.

Logran  ponerle palabras a lo innombrable,
colores a lo imposible,
sonidos al silencio del vacío eterno.
Logran crear vibraciones,
explosiones,
big bangs gestando universos en versos de canciones borrachas,
drogadas,
desesperadas,
por intentar ser algo más que esqueletos parlantes,
reproductores de la especie,
señores contribuyentes,
prolijos ciudadanos
sin deudas y bien perfumados.

Los artistas ranchean en el éter
y hacen fiestas orgiásticas en sus sueños.  
Pero al despertar son conscientes que hasta el color del cielo
no es más que una ilusión
que los tiene hipnotizados
de belleza
y de verdad.

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