viernes, 13 de enero de 2012

puZZle

Pier Dolvich pasó casi nueve meses de su vida armando un rompecabezas de trescientas cincuenta y siete piezas. Se trataba sin duda del más difícil de todos los que había hecho: la imagen final era un rectángulo color índigo, sin formas ni fondo.
Llevaba ya encastradas trescientos veintisiete piezas cuando ocurrió la desgracia; un terremoto de 7.7 arrasó a su ciudad y a su jardín primitivo.
Pier perdió su casa, su auto, a su esposa, su gato persa y su colección de rompecabezas (incluyendo el cuadrado índigo, que fue el único en dejar inconclu).
Cuando volvió a tener conciencia de quién era, estaba en la cama de un hospital de campaña y una máquina lo ayudaba a respirar. Lo que sus ojos veían era demasiado horrible, así que decidió cerrarlos. Todo se tiñó de índigo en ese momento. Pier Dolvich tanteó con su mano derecha uno de sus bolsillos y reconoció unas piezas de cartón con los bordes redondeados. No hacía falta verlas para saber su color.   

12/01/2012

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