viernes, 1 de julio de 2011

Princesa de Luna


Entre todo el ruido están tus gemidos
invadiendo el presente de pasado
porque vos seguís en todos lados
aunque quisiera deshacerme de tu imagen
(sea amable o austera)

Ahora sos una edición,
algo vibrando en mis parlantes,
el principio de un camino
finalizando otro.

Dame tres acordes
y te daré mi vida
dame una melodía,
una sola estrofa
y te daré mis sueños en vigilia;
una fantasía
que sea más que la verdad pornogáficamente explicita

Te escucho
y te leo
y ahí te tengo
en un recuerdo
bien guardado,
clasificado
en mis archivos rígidos
con pésima
(o muy poca)
memoria.

Tu nombre es igual al nombre de mis sueños
y tu música es igual al caos de mi mente
¿Quién sos?
¿Quizás podrías salvarme?
¿Salvarte?
¿O siempre hay que inventar alguna excusa para decirlo?

Observas mi rostro y sabes que soy vos
pero con sonidos del silencio que aturden
y soy vos
y soy yo
y somos en nosotros algo más
aunque el final
aunque el después
aunque el recuerdo de lo que pasará
me abraza
en promesa arrítmica del devenir.

Ya fuimos el pasado
ahora somos nosotros
(solos)
y el mañana nunca sabrá
lo que nos espera
al cambiar de hoja
pista
o color.

Al futuro no le importa (nada de) lo que estamos haciendo, 
al presente no le importa (nada de) el ayer, 
el pasado ya murió;
hoy es hoy
y cada día es igual.

Excepto cuando soñamos
con desperdigarnos
de insignificancias
fugaces
que despeguen
(azules)
hacia otro lugar.

Que no es en el ahora,
que no es donde esta el hoy,
que no es en el mañana,
que no existe
y por eso persiste
en
(quizás, tal vez)
seguir siendo siempre
un solo,
mismo,
infinito,
instante.

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